Mis errores más grandes viajando (y cómo los resolví)
Sí, me equivoqué. Muchas veces. Pero cada metida de pata fue también una clase práctica de humildad, adaptación… y sentido del humor.
Cuando ves fotos de viajes en redes todo parece perfecto: atardeceres increíbles, comida deliciosa, caras felices.
Pero la realidad (al menos la mía) es que he cometido errores grandes, tontos, evitables y, a veces, inolvidables.
Aquí te cuento algunos de ellos… y lo que aprendí en el proceso.
❌ 1. Reservar el vuelo para el día equivocado
Sí, lo hice. Compré un billete Madrid–Atenas… y al llegar al aeropuerto, descubrí que era para el día anterior.
Resultado: una noche extra de hotel, una nueva reserva (más cara) y muchas ganas de golpearme la frente.
Lo que aprendí: Revisa fechas dos veces y pon recordatorios en el calendario. El entusiasmo también necesita estructura.
❌ 2. Viajar sin seguro médico (y enfermarme)
En India, me dio una infección intestinal. Sin seguro, sin red de apoyo, sin saber cómo explicar lo que me pasaba.
Resultado: 3 días en cama, mucha improvisación… y un susto evitable.
Lo que aprendí: El seguro parece aburrido hasta que lo necesitas. Y ahí, es oro.
❌ 3. Confiar ciegamente en “el taxista amable”
Era mi primer día en Estambul. El conductor parecía simpático.
Terminamos en una ruta larguísima con un precio final absurdo.
Lo que aprendí: La amabilidad puede ser real… o parte del guion. Siempre pregunta el precio antes.
❌ 4. No informarme bien sobre costumbres locales
En un templo de Tailandia, me quité los zapatos, pero no tapé mis hombros. Recibí miradas incómodas (y con razón).
Lo que aprendí: Respetar no es solo tener buenas intenciones. Es aprender antes de llegar.
❌ 5. Llevar demasiadas cosas “por si acaso”
Mi primera mochila era enorme. Llevaba ropa que nunca usé, libros pesados, mil gadgets.
Resultado: espalda dolorida, estrés innecesario… y mucha ropa que terminé regalando.
Lo que aprendí: Viajar liviano es viajar más feliz. La libertad pesa menos.
🧭 Conclusión: equivocarse también es parte del viaje
No todo error arruina la experiencia. Muchos, de hecho, la enriquecen.
Me hicieron más flexible, más atento, más humilde.
Y me enseñaron que, al final, viajar bien no es hacerlo perfecto… sino saber adaptarte cuando todo sale distinto.