Qué aprendí al equivocarme con las costumbres locales

Porque meter la pata en otro país es incómodo… pero también una de las formas más humanas de aprender.

Viajar es aprender. Pero a veces, se aprende desde el error.
Desde no saber que no se debía hacer eso. Desde hacer algo con la mejor intención… y causar incomodidad.
A mí me ha pasado muchas veces. Y aunque en el momento da vergüenza, cada error me enseñó más que cien guías.



🙈 1. Entrar a un templo en shorts – Tailandia

Hacía calor, y no pensé mucho. Entré a un templo en Bangkok con pantalones cortos y camiseta sin mangas.
El guardia no me dijo nada, pero su mirada fue suficiente.
Más tarde entendí la falta de respeto.
Aprendí que no basta con tener buenas intenciones. Hay que informarse.



🍽️ 2. Comer con la mano izquierda – India

En India, la mano izquierda se considera impura para comer.
Yo no lo sabía, y lo hice durante una cena con una familia local.
Lo noté por la incomodidad sutil en la mesa…
Y aprendí que la cortesía cambia de país en país. Y que observar es tan importante como hablar.



🗣️ 3. Llamar por su nombre a alguien mayor – Japón

Conocí a una mujer mayor en Kyoto. La saludé usando solo su nombre, como haría en mi cultura.
Luego me explicaron que en Japón, el respeto se expresa incluso al dirigirse a alguien, y que debí añadir el “-san” o usar su apellido.
No fue grave. Pero fue revelador.
Aprendí que el lenguaje también es cultura.



🎁 4. Ofrecer propina en un país donde no se acostumbra – Corea del Sur

Después de una comida increíble, dejé una propina en la mesa.
El camarero la devolvió con gesto amable, pero firme.
Y entendí que lo que es generosidad en un sitio, puede ser malinterpretado en otro.



🤦‍♂️ 5. Hablar demasiado alto – Finlandia

Estaba en un tren, emocionado, contando algo. No noté que todos alrededor estaban en silencio.
Una señora me pidió, con extrema amabilidad, que bajara la voz.
No me sentí ofendido. Me sentí ignorante.
Y desde entonces, aprendí a ajustar mi volumen al entorno.



🌍 Conclusión: equivocarse es parte del viaje… si estás dispuesto a aprender

Meter la pata no te hace mal viajero.
Ignorar lo aprendido después, sí.
Y la mejor forma de mostrar respeto es reconocer que el mundo no gira en torno a tus costumbres…
Y que estar dispuesto a corregirte, también es una forma de conectar.

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