Viajar a Rishikesh

Rishikesh es una ciudad en el distrito de Dehradun en Uttarakhand, India, una ciudad sagrada para los hindúes y un centro de peregrinación famoso mundialmente.

También conocida como la puerta de entrada a los Himalayas, está ubicada a sólo 25 kilómetros de otra ciudad sagrada: Hardiwar.
 Desde Rishikesh se inician las peregrinaciones de Char Dharm que culmina en los importantes centros religiosos de Badrinath, Kedarnath, Gangotri y Yamunotri y su nombre es uno de los nombres de la deidad Vishnú que significa "señor de los sentidos".

Pero además Rishikesh es parte fundamental dentro de la extensa cultura mística de la India y lugar de asentamiento del Kailas Ashram Brahmavidyapeetham, una institución con más de 120 años de antigüedad dedicada a la difusión de los estudios védicos.

 Pero más allá de toda su tradición de fé y religiosidad, Rishikesh guarda una anécdota que la extrajo para siempre de su ignoto destino y la puso en el mapa de las ciudades asiáticas más nombradas por Occidente.

Es que en Febrero de 1968, el popular y legendario grupo musical The Beatles, visitaron el ashram de Maharishi Mahesh Yogi, actualmente cerrado, y compusieron allí alrededor de 48 canciones, muchas de las cuales fueron incluidas en su Album Blanco.

 John Lennon le dedicó una composición titulada "The Happy Rishikesh Song". Pero los jóvenes de Liverpool no fueron los únicos, también visitaron este ashram otros artistas como Mike Love, Donovan y Gip Mills, y más recientemente Kate Winslet.

 Muy lejos de su ancestral tradición védica, Rishikesh ha emergido también como singular destino de turismo de aventuras en India, especialmente para ávidos e intrépidos jóvenes provenientes de todo el mundo que llegan a la ciudad buscando deportes extremos, máximo contacto con la naturaleza y la prática de rafting en las sagradas aguas del Ganges.

 Considerada la capital mundial del yoga, Rishikesh no ofrece grandes comodidades turísticas. El alojamiento más indicado es en ashram, especies de templos, donde todo viajero es bien recibido siempre y cuando respete las pocas y simples reglas de la convivencia en oración, trabajo y espiritualidad. Una naturaleza pródiga, las frescas aguas del Ganges (no tan contaminado en esta porción de su recorrido), la amable hospitalidad de los ashrams, las vacas sagradas a las que se les permite todo, una diversidad étnica sorprendente, completan el perfil de una ciudad mística, turística y cautivante.
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