Un mapa emocional de mis destinos favoritos
Porque no todos los lugares te marcan en el mismo sitio: hay ciudades que te tocan la risa, otras el miedo, y algunas… directamente el corazón.
Después de tantos viajes, me di cuenta de que no recuerdo los destinos por su tamaño, ni por su fama, sino por cómo me hicieron sentir.
Así que un día, en lugar de dibujar rutas con ciudades, aeropuertos o trenes, me hice mi propio mapa emocional.
Uno donde cada lugar no está en un continente, sino en una parte de mí.
❤️ Lugares que me abrazaron cuando lo necesitaba
– Oaxaca, México: Llegué perdido, sin rumbo. Y me envolvió como si ya me conociera.
– Lisboa, Portugal: Esa luz, esas colinas, esa saudade… Me sentí comprendido sin tener que explicar nada.
– Chiang Mai, Tailandia: Allí aprendí a estar solo… sin sentirme solo.
💥 Lugares que me desafiaron
– Delhi, India: Me enfrentó con mis límites. Me sobrepasó. Me hizo crecer.
– Estambul, Turquía: Me desorientó en el mejor sentido. Me hizo soltar el control.
– Berlín, Alemania: No me lo puso fácil. Pero me hizo pensar. Y volver.
💫 Lugares donde volví a sentir magia
– Edimburgo, Escocia: Calles que parecen sacadas de un libro. Me devolvió la sensación de asombro infantil.
– Chefchaouen, Marruecos: Como caminar dentro de un sueño. Todo era azul, y todo era paz.
– Lago Bled, Eslovenia: Vi el amanecer en silencio y entendí por qué estaba allí.
💔 Lugares que dolieron (pero me dejaron algo)
– Praga, República Checa: Hermosa, pero me sentí triste todo el tiempo. Tal vez no era el momento.
– Buenos Aires, Argentina: Intensidad pura. Me hizo sentir mucho. Y también perderme un poco.
– Lima, Perú: Enfermo, cansado… pero nunca tan cuidado. El dolor también puede ser humano.
🪞 Lugares donde me encontré
– Valparaíso, Chile: Entre murales y cerros, entendí que no tenía que encajar en ninguna parte.
– Kioto, Japón: El silencio me mostró cosas de mí que no quería ver… pero necesitaba.
– Granada, España: Me recordó que pertenezco a algo más grande, aunque no lo entienda del todo.
🧭 Conclusión: todos los mapas tienen coordenadas… pero el alma tiene emociones
Hoy, si alguien me pregunta por mis destinos favoritos, no pienso en banderas, sino en sensaciones.
Hay ciudades que me tocaron el cuerpo.
Y otras que se quedaron a vivir en mi historia.